El crecimiento de las empresas en Guatemala ha tenido un crecimiento sostenido durante la última década, asimismo, empresarios como Felipe Antonio Bosch Gutierrez, han destacado en este crecimiento sostenido.
Por ello, el autor del libro afirma que las empresas deben tener una influencia en la sociedad y no solo en el mundo empresarial, por ello la tesis principal del libro nos devela un camino hacia la responsabilidad social.
La tesis del libro | Felipe Antonio Bosch Gutierrez
La empresa se ha convertido en un factor de cambio e influencia social, puesto que su nuevo papel exige que vaya más allá de la producción de bienes y servicios.
Por tal motivo, la empresa debe adaptarse a las demandas de un mercado cada vez más preocupado por los resultados alcanzados.
En los últimos años ha crecido la importancia de la RSE (Responsabilidad Social Empresarial), debido a la conducta ética, el cuidado ambiental, la justicia laboral, el mercado competitivo y el comportamiento del consumidor, lo cual hace que aparezca con mayor frecuencia en revistas, informes empresariales, publicaciones y congresos académicos.
Sabogal (2008) afirma que la sociedad se muestra interesada en que las empresas cumplan con sus responsabilidades y ven en la RSE una forma estratégica para crear valores.
Dicho interés surge de la falta de ética de algunas empresas, las cuales afirman tener una visión determinada pero terminan por actuar a partir de otra completamente distinta.
Los trabajadores reconocen esta falta de compromiso, lo que puede provocar que socialicen y adopten esta inconsistencia cultural con los grupos de interés.
En este sentido, algunas empresas han adoptado estrategias de acuerdo a sus capacidades y posibilidades,
mientras que otras están dispuestas a cambiar hacia una gestión responsable.
Sin embargo, la realidad es que hay obstáculos que limitan la disposición a cambiar, así como fortalezas que permiten que una empresa cambie para mejorar su gestión.
De acuerdo con Correa, Flynn y Amit (2004), la nueva actitud pública con respecto a la actividad empresarial se traduce en mayores exigencias para que esta opere según los lineamientos y estándares de la conducta responsable.
Por lo tanto, en varios países se han presentado iniciativas para regular las prácticas empresariales, las cuales han sido promovidas por organismos internacionales, gobiernos y fundaciones.
Por citar algunos ejemplos, la ONU desarrolló el Pacto Global, la Unión Europea aportó el Libro Verde, Francia aprobó una ley que exige la publicación de balances sociales y ambientales, Inglaterra creó un Ministerio de RSE, Fundación Carolina de España diseñó el Programa de Responsabilidad Social y en Estados Unidos se cuenta con un Ranking sobre Reputación Empresarial.
Por su parte, Aragón y Rocha (2009) afirman que la responsabilidad social se desarrolla de manera tardía en España, calificando su estado en la presente década como embrionario, situación que no solo se refleja en el número e iniciativas empresariales, sino también en cierto desconocimiento o confusión, tanto de los diferentes actores implicados como de la sociedad en general, sobre el propio significado de la RSE.
Mientras tanto, en México la RSE se encuentra en una etapa de incipiente desarrollo, en comparación con los avances que hay en otros países, por ejemplo, Brasil y Chile. Cardozo (2010) asevera que existe un gran desinterés por parte del gobierno y las universidades.
Por un lado, la falta de legislación impide que las empresas o incentivos promuevan la adopción de prácticas responsables y, por otro lado, son muy pocas las investigaciones sobre el tema.
Desarrollo empresarial sostenible es posible: Antonio Bosch Gutierrez
El término desarrollo sostenible, perdurable o sustentable se aplica al desarrollo socio-económico y fue formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en Asamblea de las Naciones Unidas en 1983. Dicha definición se asumiría en el Principio 3º de la Declaración de Río (1992): “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”.
En la actualidad, el concepto tradicional de empresa ya no es suficiente, puesto que la globalización de los negocios, impulsada por las nuevas tecnologías y la consiguiente participación civil, reformulan su concepción con una perspectiva sistémica tan importante para interactuar con el entorno, creando una sensibilización y apertura que le permitirá a la empresa permanecer en el tiempo.